jueves, 21 de abril de 2011

Lo que es.

Las voces no tienen cuerpo.
Los cuerpos vacíos recién despiertos.
Las tostadas humeantes sobre el tostador  y al mirar alrededor se tiene la impresión de que la casa es un decorado. 
Todo en su sitio perfecto, sin agujeros aparentes. Y aún así, un gran vacío. 
El intento de erigir paredes de cartón blanco como un límite posible y al mismo tiempo inútil al galpón-agujero-negro-gigante.
Eso para no caer en obviedades. En el empuje. En la física. En la represa desbordada por el agua.
Eso para no caer.
Imágenes en catarata de esa película de David Lynch, de ese gran caos. 
Y pienso que lo importante, no siempre es coherente. y que la coherencia no es siempre lo necesariamente importante.
Todo aquello que queda por fuera del enorme mundillo de la comprensión y falso entendimiento con el otro y con lo otro, de seguridad y falso confort... Porque a veces, esta gran anestesia deja de funcionar y entonces el terror, entonces la angustia.
¿Por qué hacemos lo que hacemos?
Porque el existir puede sostenerse en el intercambio de frases hechas en la antesala del consultorio médico, unos segundos antes de que se nombre la palabra tumor...
Porque tratamos de evitar incesantemente que lo que es, sea  
Algunas cosas no son para entender.
A veces no entender está bien.
Es marcar un límite. Es aceptar que en el scrabble nos tocó una x, una q, una w y que hay que hacer algo con ellas... Incluso patear el tablero.
Es tomar decisiones.
Esos pequeños actos en los que tratamos de protegernos, corriendo las cortinas del sentido.
Esos, no son. No son, y vivimos dejando de lado que es así...
Que la realidad es una construcción es algo tan cierto, como el hecho de vivir olvidando que es así.
Si uno pudiera tan sólo suceder…