miércoles, 15 de junio de 2011

Los sinsentidos...

Hay una parva gigante de cosas que no entiendo.
Hoy en una clase apuntaba algo así como la importancia de soportar el no entender, para luego, en su momento, poder concluir algo, poder hacer algo con eso.
Estos últimos días no dejo de encontrarme con esto por donde sea.
Así es que trato de soportar eso que no entiendo, de hacer con eso. Y, para mi sorpresa, eso no entendible toma mil formas diferentes.

Por ejemplo. El domingo es el día del padre. La poca plata, pero también el corazón, me llevaron a querer cocinarle unos brownies a mi viejo, que se los merece y mucho.
Y acá empieza mi historia del día de hoy:
Tengo guardado en mi biblioteca un cuaderno de recetas que armé con mucho amor en mis solitarias y adolescentes tardes; aunque debo reconocerlo inconcluso. (Tan solitarias no fueron entonces…!)
Lo abro, lo chusmeo, y me emociono y divierto leyendo recetas que nunca hice, porque reconozcamos que la mermelada de sauco no es un producto que tengamos en la heladera frecuentemente, no? Encuentro incluso que hasta algunas tienen dibujitos…!

Leo los papeles donde las escribí y entro de lleno en un viaje al pasado… Papelitos que también tienen anotados turnos de médicos, avisos de llamados telefónicos que al día de hoy dudo que hayan sido dados… Hojas del colegio donde laburaba mi mamá en ese momento…
También, recetas que me anotaron amigas: el pastel de manzanas de Ale, o el cheesecake de Gaby…
Sigo revisando y me encuentro con la receta de las galletitas del Oso Bussi. Esto me enterneció eternamente, ya que se trata de una receta anotada por la en ese entonces pequeñita hermana, sacada de su literatura del momento: “la revista del oso Bussi”; conteniendo incluso la advertencia de que le hiciera muchas a ella... 
(Para el que sienta curiosidad adjunto link: http://www.noparesdeleer.com/revista-el-oso-bussi/999062005 )
Todo esto me hace pensar: qué cosa esta época no? Hoy por hoy ya no escribimos tanto… y en un futuro, no voy a tener ninguna puerta al pasado como estas… Me da una especie de nostalgia o vértigo, no sé bien…
Hoy uso mucho vías como esta, o parecidas para conectarme con mi gente; y juego y me divierto así… le encuentro la utilidad… pero no es lo mismo. Operan en algo así como su pura instantaneidad… Y cuándo pasen de moda… qué queda de todo esto?
El ideal de la época en su apogeo… que no queden restos…
Eso me asusta. Yo uso mucho los restos. Hago a partir de ellos….

La cosa sigue: después de toda esta reflexión. Cierro el cuaderno sin haber encontrando ni una receta de brownies. Entonces qué se hace? Me aprovecho de lo positivo de la época: googleo: “Receta de brownies”: Chocolate, Manteca, Azúcar, Huevos, Harina…
Ahora: teniendo en cuenta este contexto, no es un poco paradójico encontrarme al ladito nomás: “Adelgazar la panza. Despedite de los kilos de más junto a las Cápsulas de Vinagre!”
No entiendo nuevamente…Digamos, comete el brownie y bancate la panza… o no te lo comas… y viví pendiente de agradarle al mundo… no sé…
¿Por qué nos es tan necesario agarrarnos de la idea de lo perfecto, convertirnos en eso, mostrarlo, que el otro se lo crea...?; ¿qué será lo que nos asusta tanto de encontrarnos en falta y qué vuelve inconciliable la idea de aceptar un no saber, un no poder, un no tener...?
La época entonces decora, marketiniza y llena de glamour algo del mismo cambalache de siempre… lo problemático y febril… pero lo exacerba: comer y que no se note, por reducir la cuestión a la pura oralidad nomás…
El no entender, me inquieta y motoriza a la vez. Salud a la época entonces… qué más puedo decir?