El otro día lancé al papel tres palabras entre
muchas otras. Quedaron saltimbanqueando:
Gotitas
de amor.
((Estaba
toda romantique, por supuesto. ))
De ahí en más las resonancias. ¿cómo es que
tres palabras (que dos, que mil, que algunas..) pueden traernos, llevarnos y
sacudirnos tanto, no?
Me acordé de tardes y tardes de infancia- de
fin de semana- de club.
Tardes de verano, de otoño, con esas
pastillitas que comía cuando era una nena, y hacía patín y las compraba en el
quiosco del club, junto con mi sukita
de naranja…
Y ya en esos dos renglones, en esas 31
palabras, hay contenido y apretujado tanto, pero tanto…
Será porque estoy re-acomodando los cajones
de mi vida.
Será por eso.
Seré, por eso.
Y entonces, qué mejor que volver letra el
nido de carancho existencial de uno.
Una vez actué de negrita colonial. Me
pintaron toda la cara con corcho quemado, me recogieron el pelo en un pañuelo,
y yo me paseaba con mi canasta ofreciendo empanaditas de membrillo a la gente.
Lo veo a mi papá,
me paro adelante.
Me mira.
No me reconoce.
No sé si esa escena es increíblemente cómica,
hermosa, angustiante o patética. Más de 20 años después, aún no lo sé.
Festival de patín. Coreografía musicalizada por “croqui- croqui”. Cada niña, un color.
Yo, rojo: malla, peluquita furiosa y
flecos en los brazos. (tengo una foto para atesorar semejante apuesta a la
ridiculez). Y recuerdo sentirme increíblemente
mal porque mis flecos eran rígidos y no volaban al viento como el de todas las otras…
Qué
cosa, no? porque a lo largo de mi vida, mis flecos nunca volaron como el de todas
las otras…
Sufrí-padecí-me divertí-me enojé- me
amigué-traté de convertirme en alguien que no era- y otra vez, y otra vez- me
disfracé y oculté miles de veces más…
Tal vez por eso es que la escena donde ni mi
viejo me reconoce se me vuelve tan-signo-de-pregunta-cachetazo-de-mano-gigante-que-me-encuentra-en-la-esquina-de-cualquier-pensamiento.
Por qué los flecos tienen que volar?
Soy
ahí donde no dejo mi ser por ser lo que no soy. Supongo.
Donde no le saco la lengua a nadie, porque
no lo presumo mirando.
Cuando dejo de mirar-de mirarme-mirada-, de
dedicar mi vida a lustrar el espejito.
Más allá de lo que tengo y no tengo, soy...
Más allá de lo que tengo y no tengo, soy...
Let it be, let me be…
Todo lo que tenemos que perder, todo lo que
tenemos que dejar, para finalmente encontrarnos.
Si las golosinas entran por los ojos, Well, I’m not a candy…
Foto por Nicolás Reffray
HER-MO-SO!!! Me hiciste llorar pibita...
ResponderEliminarque linda que es esta euge!! te quiero mucho prima! a veces es medio raro este rinconcito, porque se hace tan personal, que tenes espacio para escribir abajo, parece una contradiccion. pero bueno, lo aprovecho para decirte que te quiero mucho, y que gracias por compartirlo conmigo tambien.
ResponderEliminarojala te viera mas seguido, a mi me gusta saber de vos y contarte de mi.
me gusta que charlemos. esta re bueno contar con una persona como vos.
genia hermosa!