miércoles, 30 de marzo de 2011

Dominós

La ciudad es algo sobre mi.
Hoy, particularmente la siento un yunque.
Todo se repite una vez más de lo que puedo percibir,
Y entonces,
Sueño que sueño,
Repito lo que ya repetí.
Un doble dèjá Vu que me deja sin aliento.
Trastabillo siempre en la misma esquina de Córdoba y Agüero…
No es la simpleza del fenómeno en su emergencia,
La repetición existe desde que el mundo es mundo.
Lo más temible no es sentirme repetir, sino saberme repitiendo algo ajeno,
Pero que no puedo dejar de dejar... (de dejar de dejar...)

Ese algo que me hace estallar lentamente por dentro.
Los órganos van cayendo en serie, como dominós…
A veces me veo en blanco y negro,
Me vuelvo esas mismas fichas
Pintadas y despintadas,
Armando y desarmando partidas,
Enlenteciendo el tiempo.
Todos somos dominós.
Todos huimos de nuestros yunques.
Armamos partidas, ocupamos el tiempo para no pensar lo suficiente
Eso mismo que de pensarlo, nos haría dejar de querer escapar…
¿Será el riesgo de estar mal o de estar bien lo que nos genera esas cosquillas en el alma,
esa pelusa de durazno en la garganta que no nos deja tragar y que, finalmente, nos deja
estaqueados al piso?

Foto por Nicolás Reffray

1 comentario:

  1. "Trastabillo siempre en la misma esquina de Córdoba y Agüero…"
    Será tal vez que encontraste tu cicatriz, o que la cicatriz te encontró a vos después de trastabillar. No sé, la cosa es que vos repetís palabras prestadas, repetís "dominó" y "yunque" y "cosquillas en el alma", y a mi me dan ganas de escucharte, porque las palabras en tu boca toman otro significado, no son ajenas, se vuelven tuyas porque mutan en algo que inevitablemente sos vos en tu máxima expresión, una catarata de pensamientos húmedos que se pierden en lo poético de lo triste.


    PD: ¿Hace falta que te diga que me encantó?
    PD: Ah, y hermosas etiquetas también.

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